Friday, July 24, 2009

A Beber Porque No Hay


Semanalmente nos juntamos cuatro amigos. A tomar un trago y hablar un poco de tonteras. Generalmente en día de semana y hasta la medianoche. Hasta la semana pasada el destilado de preferencia era el ron, añejo y dorado. La norma es que sea sólo una botella que nos deleita con 3 fresquísimas cubas libres para cada uno. Es justo decir que nos tomamos un cuarto de botella cada uno.
Pero esta semana se rompió la estructurada jornada etílica. Tres de los participantes habituales llegamos con la acostumbrada botella de ron, la Coca Zero y el hielo. El cuarto, que llegó unos minutos después, lo hizo con una de vodka saborizado a arándanos y un jugo de naranjas light. Argumentó en contra del ron por algún asunto medico relativo al azúcar.
Otro contertulio y yo fuimos rápidamente seducidos por la nueva alternativa. Exquisito brebaje y sin duda que la utilidad marginal de la cuba libre ya se nos acercaba a cero. El restante mantuvo su fidelidad a la bebida caribeña.
A media noche y como es normal, los tres conmutados habíamos matado la sed con tres cuartos del licor ruso. Un poco más en realidad pues había holgura. ¡Pero, para mi sorpresa, mi amigo fiel al ron no se había bebido su cuarto usual! Creo que ni siquiera había llegado a consumir un quinto de la botella.
¿Porqué el tomador de ron solitario, con una botella entera a su disposición, había bebido menos que cuando tiene que compartirla con tres deshidratados más? Pareciera ser una contradicción de las leyes de oferta y demanda pero no es así si nos hacemos una simple pregunta: ¿porqué tomamos?
Lo hacemos, obvio, porqué nos da beneficios; nos gusta como sabe; nos agrada su aroma; nos complacen los efectos en nuestro cuerpo (aunque no el día después). Pero parece que hay otros motivos cuando estamos ante la posibilidad de escasez como la de nuestras reuniones semanales (sólo una botella).
Por eso llegué a la conclusión de que mi amigo devoto del ron no sólo toma porque le gusta sino porque teme que se le acabe. Disputando una botella entre varios le genera la presión de ingerir antes que el otro antes de que se agote. Cuando no tiene ese recelo, bebe más pausado y tranquilo y, por lo tanto, menos.
¿Y porqué los que elegimos el vodka tomamos más? Por lo mismo. Competíamos tres por un trago de esa botella y teníamos la expectativa de que se nos iba a acabar. Esto hizo aumentar nuestra demanda.
El análisis es verídico pero la historia no es ni mentira ni verdad sino todo lo contrario. Salud!

3 comments:

Antonio Cleber dos Santos Silva said...
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Antonio Cleber dos Santos Silva said...
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CARAMEL NUTS said...

Leí varios posteos y me llevé una muy buena impresión en todos.

Felicitaciones Claudio.

Un abrazo,

Aníbal Zúñiga