Durante los dos últimos siglos, la teoría económica ha sido fundamental para explicar la operación de los mercados, los ciclos económicos y el comercio internacional. ¿Pero puede explicar el comportamiento humano? ¿En otras palabras, puede la economía interpretar conductas humanas y sociales como el matrimonio, el cuidado de los hijos, la delincuencia o el racismo? ¿Somos un homo economicus? Gary Becker cree que si.
Nacido en un pequeño pueblo del noreste americano, Becker estudió y enseñó la teoría económica en las principales escuelas de Estados Unidos, Princeton, Columbia y Chicago. En esta última, inspirado por su profesor Milton Friedman, se convenció que la economía era una poderosa herramienta para interpretar los problemas cotidianos de las personas.
En lo referente a las relaciones sociales o familiares, propuso que el ser humano se comporta racionalmente y hace un análisis de costo y beneficio ante cada decisión que debe tomar. Tomará la opción de mayor utilidad. Por ejemplo, en la medida que una mujer invierta más en su educación y su carrera y trabajo, su remuneración será más alta. Por lo tanto, el costo de tener que suspenderlas para ser madre es más elevado y la consecuencia será una baja en la tasa de natalidad.
Opuesto a la sociología que asigna las causas de la conducta criminal a la injusticia social y las patologías mentales, el Nobel de Economía de 1992 la explica en los mismos términos de análisis individual de utilidad. Una persona va a delinquir en la medida que el beneficio de la falta (ej. el valor de lo robado), sea mayor al costo de hacerlo (la probabilidad de ser detenido y pasar un tiempo tras las rejas). Bajo este prisma, la delincuencia es un comportamiento racional que debe combatirse tomando medidas que lo desincentiven, aumentando el costo de realizarlo. Su propuesta fue una mayor eficiencia en el control policial y el endurecimiento de las penas efectivas: tolerancia cero.
También se ha referido a lo perjudicial que es para la sociedad la discriminación entre personas por sexo, raza, religión u otra característica. Económicamente la definió como la circunstancia en que una persona está dispuesta a incurrir en un costo adicional para evitar relacionarse con otra. Como resultado de un análisis matemático, concluye que no sólo el discriminado es afectado sino que el discriminador también. En términos sencillos, si alguien de color W está dispuesto a pagar más por no contratar a alguien de color B, va a incurrir en mayores costos de producción y va a tener menos utilidades. Por otro lado, el empleado de color B va a ser perjudicado por recibir un ingreso inferior a los demás.
Gary Becker está plenamente vigente como profesor de la escuela de Negocios de la Universidad de Chicago, como escritor con recientes libros publicados y como columnista en su blog.
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