Sabemos que todo avance del ser humano está determinado por sus necesidades. Desde que se levantó del suelo hace millones de años para mejorar su visión del entorno y equilibrio hasta la creación del iPod para llevar a todas partes su biblioteca musical. Cada avance salda una nueva necesidad y mejora la calidad de vida del hombre.
También sabemos que nuestras necesidades son infinitas y a medida que satisfacemos unas, aparecerán otras más complejas que desearemos remediar. Abraham Maslow teorizó esta situación en su propuesta piramidal en que plantea que el hombre va jerarquizando sus necesidades desde las vitales como comer y respirar hasta las más complejas pscicológicamente como la autoestima y la autorrealización. En la medida que logra una, escala a la siguiente.
Los recursos que las personas poseemos son escazos para satisfacer todas nuestras necesidades. Ni el dinero, ni el tiempo, ni nuestra capacidad física nos alcanza para hacer todo lo que queremos. Esta dicotomía de necesidades infinitas y recursos escazos es el origen de todas las disyuntivas económicas.
Pero como somos todos distintos en gustos y preferencias la oferta de productos o servicios para mitigar nuestras infinitas necesidades es igual de inconmensurable. Si no me creen, revisen este nuevo "modelito" de almohadas.
No sólo asegura un reparador descanso sino que además un hombro fuerte para aquellas que quieren dormir segura. Un producto con un innovador valor agregado. Sólo en Japón.
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