Sin embargo, analizando mejor la propuesta, creo que tiene elementos geniales y que harà que los beneficios sociales superen los costos marginales.
Uno de estos es el càlculo del arancel a financiar; estarà asociado a la productividad de la carrera. En fácil: si una carrera cuesta 100 y los ingresos que pueda generar un profesional egresado de la misma son de 60, el Estado sólo financiarà hasta 60. La diferencia debe financiarla el interesado o la universidad.
Esto alinearà las preferencias de los estudiantes con las necesidades del país. Cómo? Primero incentivarà a los estudiantes a elegir carreras màs productivas (que paguen màs) ya que recibiràn mayor financiamiento. Acto seguido, ante la caída en la demanda, las universidades sacaràn de su oferta las carreras sobrepobladas y con baja expectativa de sueldo al egresar ya que recibiràn menos financiamiento.
En el mediano plazo, las preferencias por carreras menos productivas y saturadas se reasignaràn a carreras màs productivas, con déficit de profesionales y que Chile realmente necesita.
Se acabarà el problema de los alumnos que, por romanticismo y desinformación, eligen carreras que al fin de 5 años no les sirven para entrar al mercado laboral.
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