Friday, March 26, 2010

Líneas Aéreas Platónicas

Realmente, toda la discución crítica del último año (intensificada majaderamente esta semana) sobre la propiedad privada de empresas del presidente y el supuesto conflicto de intereses que genera me parece de lo más anacrónica, antojadiza y bananera que existe. No nos deja bien como sociedad. Los fundamentos que se han dado para crear en la opinión pública la sensación de que es negativo para el país que Piñera posea participaciones en diversas empresas son, a lo menos, contradictorios.
Partamos dejando en claro que el sistema democrático liberal, que hoy adoptan casi todos los países del mundo, se basa en tres premisas fundamentales: el derecho inalienable de los ciudadanos  para elegir a sus gobernantes,   la libertad de todos para emprender cualquier acción, productiva u otra, que se enmarque dentro de la normativa vigente y el respeto absoluto, garantizado constitucionalmente, por la propiedad privada de las personas. 
¿Cuál de estos preceptos viola el timonel de la nación al ser propietario de una línea aérea, un canal de televisión o un equipo de fútbol? NINGUNO. Los ciudadanos seguimos siendo capaces de elegir a quien queramos para que nos gobierne, podemos realizar la actividad productiva o laboral que se nos antoje (incluso ser socio del presidente en alguna de sus iniciativas) y nada amenaza los bienes que poseemos.
Queda por analizar, evidentemente, el supuesto "conflicto de intereses" que se refiere al beneficio económico que el presidente podría tener al resolver asuntos del país que favorezcan particularmente a sus inversiones. Si bien esta situación es posible, cobra importancia mediática sólo bajo la mirada añeja del marxismo del siglo XIX que caricaturiza a los empresarios capitalistas como demonios que usufructan de la plusvalía del trabajo de la clase obrera. Las relaciones laborales han avanzado un largo camino desde esa época y ya no se dan en esas condiciones (si es que alguna vez se dieron).
En caso de que este presidente, o cualquier otro después, tuviera la mala idea de enriquecerse en su cargo, no preferirían todos saber cuáles son sus inversiones y cómo se beneficia para poder castigarlo después en las instancias correspondientes? Si tanto sus decisiones como inversiones fueran públicas, los organismos fiscalizadores pertinentes, los medios de comunicación y la opinión publica podría fácilmente pesquisar las faltas y castigarlas por la vía legal o electoral oportunamente.
Pero la situación actual es la siguiente: el sistema (políticos de oposición, algunos correligionarios, poderes fácticos,etc.) lo ha obligado a desprenderse de sus empresas más emblemáticas (equivocadamente porque no hay ley que lo establezca), pero no de su dinero. En estas circunstancias existe mucho mayor riesgo ya que hay menos información sobre dónde tiene sus bienes y cómo pudiera lucrar. Las críticas políticas de una oposición anacrónica en su discurso y dolida con la pérdida del poder han producido esta situación ilógica (el remedio es peor que la enfermedad) y han vulnerado el derecho del ciudadano Piñera de velar a su antojo por su propiedad privada.
Pareciera ser que Pizarro, Escalona, Rossi y cia.  quisieran que nos gobernaran ascetas. Y se quedaron en la Grecia antigua con los discursos de Platón quien propuso que los gobernantes debieran ser de una casta social separada, alejada de tentaciones y educada exclusivamente para gobernar sin derecho a poseer ninguna clase de bienes. Así podrían dedicarse exclusivamente y sin distracción a tomar las mejores decisiones para su pueblo. Tan equivocado estaba que su aventajado discípulo Aristóteles lo desvirtuó completamente por desconocer la libertad de determinación inherente a la naturaleza humana.

Thursday, March 18, 2010

¿Donaría su vuelto a...?

A propósito de las campañas de ayuda a los damnificados recordé que Khalil Gibran escribe en su libro El Profeta sobre el dar. Relata que un rico le pide al sabio que hable sobre el tema. Este le responde :”Dais muy poca cosa cuando dais de lo que poseéis. Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando realmente dais.”
Esta acertada idea me pone ineludiblemente frente al siguiente tema: ¿qué estamos “comprando” cada vez que nos sentimos generosos cuando accedemos a entregar lo que sobra de nuestro billete de pago ante la cajera de un supermercado, farmacia u otro? ¿A cambio de qué lo entregamos? Pensando marginalmente sabemos que el beneficio asociado a esa acción debe superar a su costo o no lo haríamos. Livianamente (y equivocado) podríamos pensar que estamos siendo solidarios con el que más necesita y esas monedas representan el costo de oportunidad de nuestra acción. Esa limosna otorgada satisface nuestra necesidad de ayudar al prójimo y quedamos complacidos.
Combinando economía y las palabras del profeta de Gibran concluyo lo siguiente. Quien dona su vuelto dona poco ya que es algo que le sobra. El sacrificio personal es insignificante como para considerarse altruista. Lo que realmente sucede es que esta acción no soluciona nada directamente sino  más bien, quien la ejecuta, paga para que otros lo hagan (ej: Hogar de Cristo). $1 peso donado es un peso que beneficia aliviando la conciencia sobre las carencias de los demás, nada más. Entonces quienes piensen que esta dádiva es suficiente para cumplir con el rol humanitario de ayudar al prójimo, hagan una introspección al respecto.
Lo contrario podemos decir de las miles de personas que se han enrolado como voluntarios para transportar, coordinar, entregar y distribuir la ayuda recolectada en el país. Ellos si están demostrando que la solidaridad les es más rentable que poseer sus recursos. Lo mismo de los que están ayudando codo a codo con la limpieza y reconstrucción de los sitios afectados. También quienes, no pudiendo viajar a socorrer, han organizado iniciativas para recolectar más dinero del que a ellos, individualmente, les es posible donar. Ellos si están dando algo propio y que no les sobra: su tiempo y esfuerzo, empleado en aliviar a los desvalidos, no es superavitario y no les será devuelto. Esos jóvenes que han concurrido en masa a ayudar si están dando algo de ellos mismos.
Otro principio económico dice que todos respondemos a incentivos. En la medida que los beneficios asociados a una acción aumenten, más querrán las personas realizarlas. En el caso de los voluntarios, no han esperado estímulos externos y se han incentivado autónomamente. Felicitaciones.

@claudiodaud

Wednesday, March 03, 2010

Fantasías de los Chicago Boys


Traducción de la columna "The Conscience of a Liberal" de Paul Krugman para el New York Times. 3 de Marzo 2010.
* GDP = PIB
Ah, Chile. ¿Se acuerdan como, durante el debate de Seguridad Social [en USA], el sistema de pensiones chileno era tomado como ejemplo - aunque después resultó que rentó pobremente para muchas personas y muchos chilenos lo criticaron? Ahora tenemos a los sospechosos de siempre afirmando que la relativamente baja cifra de muertos del terremoto comprueba que Milton Friedman tenía razón. Los Chicago Boys lograron que Chile se enriqueciera y esa es la causa.
Como muchos han señalado, existe el asunto de las normas de construcción. Friedman no era precisamente adicto de tales normativas - vean esta entrevista en la que se refiere a estos códigos como una forma de gasto público porque "impone costos que privadamente talvez no quisieras incurrir".
Pero hay otro punto: los resultados económicos de Chile bajo Pinochet son mucho más ambiguos que lo que dice la leyenda. Como se cuenta, los defensores del libre mercado se hicieron cargo, liberalizaron y después hubo un boom.
En realidad, como pueden ver en el gráfico de arriba, lo que pasó fue esto: Chile tuvo una enorme crisis económica a principio de los 70, que fue, efectivamente, causada en parte por Allende y los agitadores que lo acompañaban. Después el país evidenció una recuperación impulsada principalmente por la entrada masiva de capital extranjero que principalmente sirvió para recuperar lo perdido. Despues hubo una profunda crisis, otra vez a principio de los 80 - en parte por la crisis latinoamericana de deuda externa, pero Chile fue golpeado más fuerte que otros países. No fue hasta finales de los 80, cuando ya las políticas libremercadistas más duras se habían suavizado,  que Chile se adelantó y distanció definitivamente de donde estaba en los 70.
Entonces: se aplican políticas de libre mercado  y "como por arte de magia" la prosperidad fluye... 15 años después.