A propósito de las campañas de ayuda a los damnificados recordé que Khalil Gibran escribe en su libro El Profeta sobre el dar. Relata que un rico le pide al sabio que hable sobre el tema. Este le responde :”Dais muy poca cosa cuando dais de lo que poseéis. Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando realmente dais.”
Esta acertada idea me pone ineludiblemente frente al siguiente tema: ¿qué estamos “comprando” cada vez que nos sentimos generosos cuando accedemos a entregar lo que sobra de nuestro billete de pago ante la cajera de un supermercado, farmacia u otro? ¿A cambio de qué lo entregamos? Pensando marginalmente sabemos que el beneficio asociado a esa acción debe superar a su costo o no lo haríamos. Livianamente (y equivocado) podríamos pensar que estamos siendo solidarios con el que más necesita y esas monedas representan el costo de oportunidad de nuestra acción. Esa limosna otorgada satisface nuestra necesidad de ayudar al prójimo y quedamos complacidos.
Combinando economía y las palabras del profeta de Gibran concluyo lo siguiente. Quien dona su vuelto dona poco ya que es algo que le sobra. El sacrificio personal es insignificante como para considerarse altruista. Lo que realmente sucede es que esta acción no soluciona nada directamente sino más bien, quien la ejecuta, paga para que otros lo hagan (ej: Hogar de Cristo). $1 peso donado es un peso que beneficia aliviando la conciencia sobre las carencias de los demás, nada más. Entonces quienes piensen que esta dádiva es suficiente para cumplir con el rol humanitario de ayudar al prójimo, hagan una introspección al respecto.
Lo contrario podemos decir de las miles de personas que se han enrolado como voluntarios para transportar, coordinar, entregar y distribuir la ayuda recolectada en el país. Ellos si están demostrando que la solidaridad les es más rentable que poseer sus recursos. Lo mismo de los que están ayudando codo a codo con la limpieza y reconstrucción de los sitios afectados. También quienes, no pudiendo viajar a socorrer, han organizado iniciativas para recolectar más dinero del que a ellos, individualmente, les es posible donar. Ellos si están dando algo propio y que no les sobra: su tiempo y esfuerzo, empleado en aliviar a los desvalidos, no es superavitario y no les será devuelto. Esos jóvenes que han concurrido en masa a ayudar si están dando algo de ellos mismos.
Otro principio económico dice que todos respondemos a incentivos. En la medida que los beneficios asociados a una acción aumenten, más querrán las personas realizarlas. En el caso de los voluntarios, no han esperado estímulos externos y se han incentivado autónomamente. Felicitaciones.
@claudiodaud
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