Saturday, October 26, 2019

No te necesito: cavilaciones de emergencia

Me gustaría aprehender esta revolución. Pero mucho la observo y poco avanzo. Me consuela que hasta ayer que vi noticias (las dejaré por el finde), advierto una confusión similar en la opinología mediática. Solo escucho de interpretaciones parciales y medias verdades tibias. Algunas elocuentes, otras que huelen a aprovechamiento. 
De las cosas ciertas que se pueden asimilar, las largamente arrastradas demandas sociales son las más notorias. ¡Y quién podría desestimarlas! Por mucho que hoy haya menos pobres en Chile que nunca en su historia y que esos pobres, a su vez, sean los menos pobres de nuestra historia escrita. Misma situación con la clase media: nunca ha habido más propietarios de viviendas que el 70% de hoy. En bienes y servicios de consumo (autos, TVs, vestuario, viajes y turismo, etc.) las cifras son aún mayores. 
Pero ya lo describía Abraham Maslow hace una centuria: el ser humano es un individuo de deseos escalantes, que va ascendiendo en una pirámide de necesidades que solo llega a su fin con la autorrealización. Si lo público (políticos) y lo privado (publicidad) siempre te transmiten que mereces más, esa autorrealizacion nunca llega y la frustración se instala y acumula. Solo verás lo que te falta, no lo que tienes. Aunque los marchantes no lo sepan, este es el fundamento de la teoría económica: las necesidades serán siempre infinitas y los medios para satisfacerlas, no. 
Por otro lado está el tema del desprecio a las instituciones. O el fin del Estado Nación como lo están anunciando desde principio de siglo. El orden aceptado en que los ciudadanos nos circunscribimos a un territorio que es administrado por instituciones que favorecen el bien común, ya no es suficiente. Esas instituciones no proveen lo que las personas quieren (o les dicen que deben querer). No importa que el cúmulo de servicios públicos que el Estado entrega hoy a las personas sea el más contundente de nuestra historia republicana y en varios ámbitos está a nivel mundial. Aún así, esta identidad que vemos en las calles se instala al margen del Estado, casi de forma digital y ambas realidades tendrán que convivir. No deja de ser paradójico que el movimiento reniegue de todo lo gubernamental y político pero sus demandas se basan en pedirle todo al Estado. “No te necesito pero dame plata” pareciera interpretarse la consigna. Muy milennial. 
¿Cómo se sale? Ni idea. Las crisis en general, se administran. Los múltiples motivos que la engendraron se incubaron hace muchos años y no tienen solución inmediata. Las medidas adoptadas por el gobierno me parecen adecuadas en el sentido y el ritmo. Es la estrategia correcta. En el relato y tono, aún falta.
Este trance tiene un componente emocional muy fuerte. La descompresión debe ir tanto por las medidas como por los gestos, palabras y modos. 
La resaca será fuerte. La economía cotidiana sufrirá bastante y aquí sí, el Estado debe ponerse efectivamente. Al final, la constante sigue siendo que “el pan se gana con el sudor de la frente”, realidad que aún las “marchas ejemplares” no podrán eludir.

Wednesday, March 13, 2019

Verano, huevos y canastas

"No hay que poner todos los huevos en la misma canasta". Es tan popular el dicho que no requiere explicación profana; tal vez una más técnica, sí.
Es primero de marzo y la ciudad baja de golpe al suelo luego del alto vuelo estival. Es funesto, todo se desvanece. Se retoman los tacos, se silencian las jugueras, se trancan los food truck y virtualmente ninguna figura se asolea en la playa. 
Mirando hacia atrás, fueron 60 días intensos (no todos) aunque no de los mejores. Crisis argentina, terremoto de enero y ofertas de vacaciones en el extranjero ahuyentaron al turista menos fiel a nuestro pescado frito y tranquilas playas. 
Parece injusto: restaurantes, bares, hoteles, municipios, operadores turísticos y una larga lista de pequeñas empresas se prepararon arduamente los meses previos para atender como se merece a la masa ávida de servicios que se proyectaba. Prestos a tirar "toda la carne a la parrilla", pusieron todos los huevos en una canasta que el (mentiroso) meneo tectónico de enero hizo rodar por el suelo. 
Prepararse para la temporada alta está muy bien; hacerlo sólo para el breve verano serenense, no es lo más acertado. Invertir todos los recursos del año apostando al periodo de más movimiento es jugársela a un solo número, arriesgando que algún suceso inesperado (pero no improbable) derrumbe las expectativas y haga vano el esfuerzo del año.
Y aunque muchos miran con desaire la técnica económica, aquí va: lo que corresponde es diversificar el riesgo; "poner los huevos en distintas canastas". Jugársela no sólo por un evento sino que repartir la inversión en distintas oportunidades durante el año. Promocionar marzo como un mes de baja congestión, clima playero y mejores precios; Semana Santa y vacaciones de invierno como un retiro de tranquilidad a un clima templado. Los publicistas tendrán las mejores ideas. Denles la pega y recursos. Ellos sabrán bien a quién atraer y cómo tentarlos.
Apuntar a una demanda diversificada también es el camino. No todos los potenciales turistas vuelven con hijos al colegio. Extenderles la temporada alta a noviembre y diciembre puede serles atractivo, más aún con el auge de los vuelos low cost.
Ideas hay muchas y todos los actores deben reunirse y parir un plan más diverso que contemple promoción, ofertas, mejora de infraestructura, contrataciones, etc. coincidiendo con todos los periodos de potencial aumento de flujo de personas, no solo en la canasta de los huevos de verano.
Así, en el tiempo, evitaremos esta fuerte resaca de marzo al despertar abruptamente de la fiesta veraniega.