En la institución en que trabajo, en los últimos 18 meses hemos realizado más de 20 procesos de reclutamiento de personal, recibido cerca de 400 currículum y entrevistado a más de 50 postulantes. Todos ellos han enfrentado la execrable pregunta: "¿Y cuál es su mayor debilidad?". Y a pesar de ser una pregunta completamente previsible, nunca he visto un entrevistado o entrevistada que venga preparado y que dé una respuesta que satisfaga a sus interpeladores.
¿Respuestas más comunes? "Soy demasiado trabajólico" o "Me comprometo demasiado con la institución" (dato: nadie las cree); "No tengo debilidades importantes"; o sencillamente "no sé" seguido de silencio sepulcral.
Sin duda que es una pregunta incómoda. Todos tenemos debilidades, pero el último lugar donde quisiéramos ventilarlas es en una entrevista de trabajo. La próxima ves que te interese un trabajo y hayas llegado a la instancia de la entrevista personal, considera los siguientes consejos para preparar la odiosa consulta.
Prepara una respuesta, necesitas una. La pregunta es importante para tus futuros empleadores y tus dudas al responder dicen mucho de ti. Haz que sea breve, honesta, trivial y que no parezca falta. Si es posible, básate en algo que escape a tu control. Por ejemplo, "Mi mayor debilidad es que mis contactos profesionales están en Santiago y pretendo radicarme en La Serena" o "No manejo muy bien el sistema contable X pero conozco perfectamente el Y (similar)".
También debes obtener retroalimentación previa. Somete tu respuesta a la opinión de tus amigos y colegas de trabajo. Más de alguno ya tendrá experiencia en esas lides. Esto te permitará saber si tu respuesta suena bien.
Durante la entrevista, apenas hayas dado tu respuesta, haz una pregunta tú. Dirigiéndote a tu entrevistador con algo como "¿cómo es el clima laboral?" o "¿cuántas personas conforman el equipo de trabajo?", distraerás la atención sobre ti y podrá continuar el proceso, salvando la problemática pregunta, "haciéndola cortita".