Cuando un gobierno tiene que analizar y elegir el sistema de salud que quiere ofrecer a la población,enfrenta el dilema entre la focalización y la universalidad. Universalizar significa garantizar, para todos sin discriminación, un paquete de prestaciones médicas que resuelva los problemas de salud generales. Por otro lado, focalizar implica detectar segmentos de la población vulnerables o afectados por un problema de salud particular y darles los servicios
médicos que requieran en una intervención directa. ¿Por ejemplo, la prevención, vacunación y tratamiento contra el cáncer cérvico uterino debe ser garantizado para todas las mujeres de Chile o sólo las de bajos ingresos? Universalizar o focalizar.
La opción lógica (y democrática) es tener un sistema universal, pero como, evidentemente, los recursos son escasos, el dilema se acota a lo siguiente: ¿el estado debe garantizar un plan básico para todos o uno completo para algunos? De todo para todos es imposible.
Las ventajas de un sistema universal son varias entre las que destacan el hecho de que nadie queda fuera, no discrimina. Además, es más barato y eficiente ya que, al ser uno para todos e integral, no duplica costos, administrativos y directos, en el tratamiento y prevención de salud.
La virtud de uno focalizado es que es mucho más efectivo en solucionar problemas específicos de ciertos grupos vulnerables ya que toma en cuenta los atributos particulares de esa población y diseña una solución "a medida". Sin embargo, a nivel agregado es mucho más caro ya que fragmenta los proveedores de servicios y duplica costos de gestión de cada sistema eliminando posibles economías de escala.
Pero supongamos que Chile opta por el camino de la universalidad en salud (ya ha suscrito compromisos internacionales al respecto) y decide tener un plan para todos igual (el AUGE va en ese sentido). La lógica nos lleva a pensar que apenas se apruebe un paquete de prestaciones garantizadas, y a poco andar de su ejecución, aparecerán grupos con enfermedades nuevas,distintas o marginadas previamente. Volveremos a estar en una situación de no universalidad con sectores sin cobertura.
Y este proceso se repetirá cíclicamente: a nuevas mejoras en las canastas de cobertura, nuevas necesidades de salud por ser cubiertas. Ya sea con la aparición de nuevas patologías o formas más eficientes de tratar las existentes. En definitiva, el sistema universal no se logrará nunca.
¿Porqué sucederá esto? El motivo está incrustado en la naturaleza misma del ser humano y fundamenta todo problema económico: nuestras necesidades son infinitas y los recursos para solucionarlas, escasos. Llevado al campo de la salud, apenas tengamos resuelto un problema sanitario, inevitablemente estaremos pensando en el siguiente. Siempre.
Entonces la universalidad en los sistemas de salud pública es una quimera y como tal, nunca será alcanzada. Sólo nos sirve para seguir avanzando.
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