Tuesday, November 23, 2010

Ventas y atados

Otra vez la opinión pública está polarizada en una disputa estéril con respecto a las mal llamadas ventas atadas de los bancos. El motivo, como siempre, es la DESINFORMACIÓN de una parte y aprovechamiento de la otra.
Las imprecisas declaraciones de partes interesadas reclaman que el gobierno, a través de la SBIF, prohibió hace un tiempo atrás a los bancos, realizar ventas atadas o ligar obligatoriamente un producto o servicio a la compra de otro. Luego, modificó dicha resolución autorizando agregar a, por ejemplo, la toma de un crédito hipotecario, otros servicios (seguros o apertura de cuenta corriente) que hagan más atractiva la oferta y beneficien al consumidor. Se acusó a la SBIF de desdecirse, perjudicando a los consumidores y favoreciendo a las utilidades de los bancos. Decir que dicha acción lastima a los clientes agrandando la billetera de los bancos es tan equivocado como un cangrejo caminando hacia adelante.
La venta atada, técnicamente definida, es el intercambio entre un productor y un consumidor, donde el segundo obtiene el bien o servicio deseado SOLAMENTE si acepta además comprar otro bien o servicio de menor interés, al mismo productor. En esta situación, la obligatoriedad puede representar un perjucio al consumidor al ejercerse sobre él presiones monopolísticas.
Evidentemente, este no es el caso de los bancos ya que no existe imposición ni coacción  de su parte. Un cliente puede ejercer su libre derecho de tomar un crédito con agregados o sin ellos. Si un banco u otro decide hacer un descuento en el producto principal (ej. rebajar la tasa de un hipotecario) a cambio de incluir otros servicios secundarios sólo está respondiendo a las economías de escala que se producen dentro de su organización al aumentar sus ventas. En todo negocio es más atractivo vender 3 productos que 1 en una misma venta y por eso se justifican los descuentos.
Lamentablemente solapados cosechadores políticos crean expectativas negativas en las personas desinformadas. Como resultado, la opinión pública rechaza equivocadamente por incoveniente y abusivas este tipo de ofertas comerciales de los bancos y los que pierden al final son los propios consumidores que  tienen acceso a menos productos y servicios y a un mayor precio.
Todo el que aun crea que esta es una práctica abusiva de “inescrupulosos empresarios”, como han dicho algunos legisladores ávidos de flash, que reclamen también contra el supermercado por la cajita plástica con un detergente  para la ropa, otro para la loza y un tercero para el baño (a menor precio que comprados por separado); O contra la empresa de su "triple pack”  que le entrega teléfono, tv digital e internet a un sólo precio; O contra McDonald´s por un Combo o Cajita Feliz. Es lo mismo, se llaman ventas conjuntas y favorecen al consumidor.

Wednesday, November 10, 2010

Consumidores Amateur

Antes de la invención de la moneda como medio de intercambio, las personas obtenían los productos que necesitaban por intermedio del trueque: una transacción de productos por otros sin mediar dinero. Entre los indígenas de nuestra región era común el intercambio de especies de las que tenían excedentes. Era habitual entonces que los diaguitas aceptaran de los changos una cesta con pescados a cambio de una con frutas.
El problema que presentaba el trueque era que no permitía la especialización de los participantes. Ambos eran productor y consumidor a la vez. En el ejemplo anterior de los nativos, los diaguitas no sólo tenían que preocuparse  de producir frutas sino también de encontrar quién le proveyera pescado. No tenía beneficio adicional producir más frutas si no tenía quien le diera productos del mar. En el acto del trueque era consumidor y productor a la vez.
La creación del dinero resuelve todo esto. Por una parte facilitó el intercambio ya que es mucho más fácil de transportar. Más importante aún, facilitó la especialización ya que al ser reserva de valor, permitía la acumulación de riqueza para realizar posteriores transacciones. Un productor de abrigos de piel de guanaco podía entonces elaborar grandes cantidades y venderlas por dinero. Luego, con esa divisa, buscaría a su antojo las mercancías que necesitara.
En los 500 años posteriores la especialización de los productores ha sido profunda. Hoy disponemos, en la región y en el mundo, de una infinidad de bienes y servicios para satisfacer las más complejas necesidades pero... nos hemos especializado también como consumidores? Hay evidencia que dice que no, extraída de un estudio psicográfico de Chilescopio publicado a mediados de año.
Una de las preguntas arrojó como respuesta que casi la mitad de las personas en Chile toma el vitrineo como un paseo o entretención; No como una oportunidad de informarse sobre los precios de las mercancías que necesita para tomar una mejor decisión. La encuesta muestra también que la mitad de los chilenos no se molesta en probar nuevas marcas o productos! Otra conclusión es que 3 de cada 10 chilenos no se informa en lo absoluto de los precios de lo que compra o de sus sustitutos (29% de nosotros compra por impulso). Si consideramos (según este mismo estudio) que una persona que no cotiza antes de comprar paga un 30% más en promedio por el mismo producto y lo prorrateamos entre todos los consumidores de Chile tenemos que cada habitante de este país malgasta el 10% aproximadamente de su presupuesto de compra. El consumo de los hogares en el país bordea los 60 billones de pesos al año. ¡6 billones los malgastamos por no cotizar! Mucho dinero.
Entonces, a ponerse las pilas y profesionalizarnos como consumidores también. Cotizar, buscar e informarse.