Tuesday, March 16, 2021

Medio, poquito, nada.

    


El fútbol profesional debe ser la única actividad productiva en la que si lo haces bien, comercial y financieramente, puedes perder tu patrimonio. Me acordé de esta frase con la que defendí la creación de la 2da división profesional, por allá por el 2011 en el Directorio de la ANFP. El paro de futbolistas que ya se acerca a las 2 semanas y mantiene en riesgo el inicio de campeonato, se funda precisamente en eso. Un medio cupo para pelear la llegada a la 1B les parece muy poco ya que atentaría contra el incentivo competitivo en la categoría y bajaría la presión para armar equipos fuertes, contratar jugadores y haría caer los sueldos. Todo muy dudoso, a mi entender. 

    Partamos por el principio. Hasta la creación de la 2da profesional, los clubes accedían al profesionalismo directamente del amateurismo. La actividad remunerada era ilegal. Ahí la realidad del jugador de fútbol era muy precaria. Sueldos exiguos, contratos informales e incomodidades eran la tónica. Ni hablar de salud ni previsión. Con uno o medio cupo para subir, la 2da les da  un nuevo estatus, formalidad  y reglas claras a los aspirantes a la 1b. Eso ya es un gran avance con respecto a la situación anterior al que ningún dirigente del SIFUP se refiere.

    También reclaman por que la iniciativa "conspira" para  llevar al futbol de primera a una especie de liga cerrada en la que solo importe la renta financiera. Ahí creo que debieran saber que las ligas más famosas del mundo en básquetbol (NBA), fútbol americano (NFL), hockey (NHL) y otras, son todas cerradas y son ejemplos de competitividad, pasión y tradición. Ahí también los equipos quiebran y desaparecen, pero por ser mal manejados comercialmente. Si tienen malos resultados deportivos, siguen compitiendo y no pierden su categoría. Si hay otros equipos que quieren competir, hacen sus propias ligas y se unen en torno a ellas. Todos contentos. 

    La competitividad en general del fútbol nacional no está dada por el cupo de ascenso a 1b. Así que no se asusten en el SIFUP.  Está la dura batalla del ascenso en 1b que con actores como Coquimbo y su desfile de contrataciones, promete llevar a la división un piso más arriba (aunque dudo de que sea buena estrategia). En la A, las copas internacionales y el nuevo séquito de clubes jugándola por primera vez asegura pasión de multitudes. No va a haber cesantía, jubilaciones anticipadas ni malas condiciones de trabajo para sus sindicados. Muy por el contrario, los ingresos de los clubes seguirán aumentando y, como ya lo hemos visto antes , buena parte de eso va a ir a parar a los sueldos de jugadores (calculen la inflación de sueldos post acuerdo TNT).

    Si el cupo es uno o la mitad, es marginal. En ese sentido creo que amenazar la confianza en la actividad completa no vale la pena. Si nos permite fijarnos en lo realmente importante, que sea un cupo y que la pelota siga rodando.  Una pregunta a Gamadiel para finalizar: ¿Qué los hace pensar que si para subir a la B deben disputar el cupo con el colista, un dirigente de 2da va a hacer un cuadro más débil? Creo que es al revés. 

Tuesday, May 26, 2020

Oportunidades de emergencia

    


  
Este encierro se va a acabar. No sabemos muy bien cuándo; tampoco, cómo seremos al final. Pero habrá un momento en que empezaremos a retornar a nuestra (nueva) vida  cotidiana. Esa es una certeza. La otra es que necesitaremos hacer muchas cosas de distinta manera. Una de ellas es el turismo.
    Y si de turismo hablamos, a nuestra región de Coquimbo le importa y le afecta. No hay que asustarse: tenemos una oportunidad para sacar una ventaja notoria. Hay consenso entre los expertos locales e internacionales de que habrá una reapertura gradual de restaurantes, bares, hoteles y servicios turísticos en general. Será con cautela, con seguridad, con protocolos... pero será. 
    Partirá por el turismo dentro de una comuna o región, con viajes cortos de 2 a 4 horas desde los que se pueda volver al domicilio particular. Seguirá con los viajes entre ciudades que se puedan cubrir en viajes cortos de medio día que se realicen con transporte propio o público no concentrado. De buses o aviones llenos, ni hablar.
    También se vaticina que el turista será diferente. Será más informado y buscará la seguridad sanitaria. Se fijará especialmente en la existencia de protocolos higiénicos en los servicios que contrate. Tratará de evitar las multitudes y que el que interactúe con él, sea preparado y tenga competencias en salubridad. Más cabañas y picadas; menos hoteles y discotecas.
    Si nuestro nuevo visitante va a privilegiar los viajes cortos en movilización propia, tenemos suerte. Estamos a medio día de conducción de los dos principales centros emisores de turistas de Chile: Santiago y Valparaíso. Esa ventaja no la tiene Pucón, San Pedro de Atacama ni Torres del Paine. 
   Si el futuro turista no va a querer aglomeraciones, nuestros más de 56 kms. de playa, nuestros valles transversales y reservas nacionales le van a calzar perfecto. Nuestros bellos destinos dispersos y bien equipados tendrán la característica de aislamiento tan apetecida. 
       El desafío entonces está en que aprendamos a ser un destino saludable (no presentar riesgos sanitarios) , seguro (disponer de las medidas para evitar contagios) y preparado (saber actuar ante contingencias sanitarias puntuales). Y esto no es una ventaja que tengamos sino una que tenemos que desarrollar. Para eso nuestras PyMes turísticas deben tener protocolos sanitarios eficaces, claros y respetados. 
    Y ahí es donde entran las autoridades regionales, poniendo a disposición de las empresas y sus trabajadores, protocolos seguros para las funciones de cada negocio. Luego validándolos a través de la autoridad sanitaria y abriendo espacios de capacitación para que cada trabajador sepa cómo actuar y así mejore sus competencias en este nuevo escenario laboral. Así mejoramos sus capacidades y probabilidades de encontrar un nuevo empleo. 
    Para capitalizar esta gran oportunidad para la región, luego vendrá la difusión, apoyada desde todos los sectores involucrados: gobierno regional, servicios públicos turísticos y económicos, asociaciones de empresarios del comercio y turismo y sus trabajadores. Así podremos aprovechar esta ventaja que nos está dando esta "nueva normalidad".

Tuesday, April 07, 2020

Helsinki


How bad could a coronavirus recession be for the global economy ... Esto se va a poner feo. Ya nadie duda que habrá recesión; el debate está centrado en cuánto. Para nuestro país se dan por asumidas cifras de desempleo de dos dígitos. Ya hay estimaciones en torno al 25%. El riesgo social en esas condiciones es brutal. Aumentará la pobreza, la situación de calle; disminuirá el acceso a la salud, a la vivienda y al saneamiento básico. Retrocederemos varios años en desarrollo.

             La crisis sanitaria por COVID-19 es un shock; un “gancho de izquierda al mentón”, en jerga boxeril. Y podemos seguir esquivando los golpes y perder o pegar de vuelta… y ganar. Creo que las medidas anunciadas para mitigación económica van en el sentido correcto. Pegando de vuelta.
              Pero rondan en el dominio económico varias propuestas interesantes. Un acuerdo de relajamiento de los requisitos para créditos hipotecarios es una de ellas. Valiosísima en mi opinión. El acceso de personas que históricamente no han calificado para créditos de vivienda o que hayan tenido y puedan optar a una mayor daría un impulso reactivador a la construcción muy potente. Hay riesgos, pero también conocimiento para manejarlos. La Crisis Subprime del 2008 dejó varias lecciones. Otra es la transferencia directa a personas en riesgo social. Ya se aprobó en el congreso y se iniciará su entrega. Tal vez se deba repetir. Los servicios públicos harán lo propio con las Pymes: subsidios para capital de trabajo. En este ámbito se hace necesario mayor compromiso del sector privado y grandes empresas para constituir fondos solidarios o de capital de riesgo para impulsar a las PyMes.
La más polémica está siendo la propuesta de AFP Uno de permitir el retiro de hasta el 5%, por una única vez, del fondo acumulado de cada cotizante. Para hacerse una idea: una cifra cercana a los $10.000 millones de dólares llegaría directamente a los bolsillos de las personas para hacer frente a esta crisis por los próximos meses. Muy potente. Pero tiene su lado oscuro: sería un golpe para la jubilación de los más jóvenes ya que ese 5% se multiplicaría varias veces durante su vida laboral (14 veces aprox.).
Pero si se acota a los mayores de 55, asumiendo que tienen la mitad del ahorro total, estaríamos hablando de una inyección de recursos en torno a los US$5.000 millones. Potente igual. El efecto negativo sería menor en este grupo etáreo ya que están más cerca de jubilar y, por lo tanto, la acumulación de rentabilidad es más baja (2 veces aprox.). También puede ser positivo acotarlo a desempleados aunque su impacto sería menor en la economía en general (demanda agregada). O, más polemicamente, que el 5% se saque de los menos vulnerables para apoyar solidariamente a los más desvalidos. Por qué no.
Como en todo, hay un componente político. Algún sector reclamará que implica abrir una Caja de Pandora para futuras expropiaciones. Con los resguardos necesarios, no tiene por qué ser así. Si un sector accede a esto, el otro debe compensar con un compromiso similar en relevancia. Evidentemente esta es una medida circunstancial, de una única aplicación. Los fondos de pensiones no están para resolver depresiones de la demanda privada por bienes y servicios. Pero la tormenta que se cierne, lo amerita.