Friday, March 21, 2025

¿Qué es Coquimbo?

     

    Es una buena pregunta. ¿Un puerto? ¿Una región? ¿Una bahía? ¿Todas? ¿Ninguna? Todo bien confuso. 
Entremos a picar. Coquimbo (o algo así) era el nombre que los indígenas le daban a la parte baja del río que desembocaba en lo que hoy es La Serena. Lo diferenciaban de Elqui (o algo así) que usaban para denominar a la parte más alta del río, aunque era el mismo. Los españoles adoptaron el mismo nombre y a la bahía en que el río desembocaba, la llamaron Bahía de.... adivinaron bien. Luego, al lugar cobijado de desembarco (villorio de indígenas pescadores a la sazón) lo llamaron Puerto de.... adivinaron de nuevo: Coquimbo. Llegada la independencia, el nombre del río, la bahía y el puerto, que queda en La Serena, le dio el nombre a una de las 3 provincias en que se dividía Chile. La más septentrional. Se cierra la epopeya denominativa con unos Sres. de uniforme que a la región le mantuvieron el nombre y la enumeraron con un 4. 

    Hoy, con la marea descentralizadora subiendo, con Gobernador electo y todo (obviemos a la precursora mejor), en un país de genética centralizada, la Región de Coquimbo busca su espacio identitario en el concierto turístico y productivo nacional, promoviendo sus ventajas para atraer inversión, turistas y desarrollo. Pero el nombre no acompaña. En la creación de marca territorial, el nombre genera confusión y disparidad. Se hace difícil unirse como territorios o comunas regionales bajo un nombre tan poco transversal... excepto para una comuna; la que lleva el mismo nombre. Eso lo saben muy bien todas las otras 14 que no lo llevan. Y también lo sabe el puerto. 

    La dificultad en la promoción turística es evidente. La ambigüedad del nombre dificulta la creación de una imagen clara y diferenciada. Los visitantes potenciales pueden confundir la región en su totalidad con la comuna, lo que diluye la promoción de otros atractivos regionales en Elqui, Limarí o Choapa. Esto genera una desventaja competitiva frente a otras regiones con nombres más distintivos y menos propensos a la confusión. Imagínense una campaña nacional de "Visite Coquimbo". ¿La región, la ciudad, las playas? Coquimbo no tiene valle. ¿La región tampoco? ¿La región es solo Coquimbo? Acá tenemos claras las diferencias. En en resto de Chile, no. Afuera, menos.

    Y está la zancadilla a la cohesión regional. El nombre compartido genera una percepción de centralismo, donde la comuna de Coquimbo parece acaparar la identidad regional. Esto dificulta la construcción de un sentido de pertenencia compartido entre las 15 comunas, que, con justa razón, pueden sentirse menos representadas. Esta falta de cohesión puede obstaculizar la colaboración entre comunas en proyectos de desarrollo regional, limitando el potencial de crecimiento conjunto.

    La creación de una marca territorial sólida es crucial para el desarrollo regional, ya que actúa como un poderoso imán para inversores y turistas. Al construir una identidad única y atractiva, se proyecta una imagen de confianza, estabilidad y potencial, elementos esenciales para atraer inversiones. Además, una marca territorial bien definida resalta los atractivos turísticos, culturales y naturales de la región, diferenciándola de otros destinos y generando un mayor interés por visitarla. En resumen, una marca territorial efectiva no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también fortalece el sentido de pertenencia y orgullo de sus habitantes.

    Es de aquí que nacen las propuestas de cambio de nombre. Yo me sumo. Y esto no es nuevo. Ya han habido intentos por mutar hacia una imagen más participativa. Seguro que han visto por ahí lo de "Región Estrella". Es una campaña de diseño y difusión a la que se le pusieron generosos recursos. Pero eso no ha ido más allá de una bajada al nombre constitucional oficial. 

    Lo de "Región de Gabriela Mistral" nació por Vicuña hace algunos años. Interesante idea. Quién podría alegar que no es transversal. Una mujer, nacida en la región, que la recorrió y que se ha transformado, a traves de sus versos, en patrimonio nacional y mundial

Tuesday, March 16, 2021

Medio, poquito, nada.

    


El fútbol profesional debe ser la única actividad productiva en la que si lo haces bien, comercial y financieramente, puedes perder tu patrimonio. Me acordé de esta frase con la que defendí la creación de la 2da división profesional, por allá por el 2011 en el Directorio de la ANFP. El paro de futbolistas que ya se acerca a las 2 semanas y mantiene en riesgo el inicio de campeonato, se funda precisamente en eso. Un medio cupo para pelear la llegada a la 1B les parece muy poco ya que atentaría contra el incentivo competitivo en la categoría y bajaría la presión para armar equipos fuertes, contratar jugadores y haría caer los sueldos. Todo muy dudoso, a mi entender. 

    Partamos por el principio. Hasta la creación de la 2da profesional, los clubes accedían al profesionalismo directamente del amateurismo. La actividad remunerada era ilegal. Ahí la realidad del jugador de fútbol era muy precaria. Sueldos exiguos, contratos informales e incomodidades eran la tónica. Ni hablar de salud ni previsión. Con uno o medio cupo para subir, la 2da les da  un nuevo estatus, formalidad  y reglas claras a los aspirantes a la 1b. Eso ya es un gran avance con respecto a la situación anterior al que ningún dirigente del SIFUP se refiere.

    También reclaman por que la iniciativa "conspira" para  llevar al futbol de primera a una especie de liga cerrada en la que solo importe la renta financiera. Ahí creo que debieran saber que las ligas más famosas del mundo en básquetbol (NBA), fútbol americano (NFL), hockey (NHL) y otras, son todas cerradas y son ejemplos de competitividad, pasión y tradición. Ahí también los equipos quiebran y desaparecen, pero por ser mal manejados comercialmente. Si tienen malos resultados deportivos, siguen compitiendo y no pierden su categoría. Si hay otros equipos que quieren competir, hacen sus propias ligas y se unen en torno a ellas. Todos contentos. 

    La competitividad en general del fútbol nacional no está dada por el cupo de ascenso a 1b. Así que no se asusten en el SIFUP.  Está la dura batalla del ascenso en 1b que con actores como Coquimbo y su desfile de contrataciones, promete llevar a la división un piso más arriba (aunque dudo de que sea buena estrategia). En la A, las copas internacionales y el nuevo séquito de clubes jugándola por primera vez asegura pasión de multitudes. No va a haber cesantía, jubilaciones anticipadas ni malas condiciones de trabajo para sus sindicados. Muy por el contrario, los ingresos de los clubes seguirán aumentando y, como ya lo hemos visto antes , buena parte de eso va a ir a parar a los sueldos de jugadores (calculen la inflación de sueldos post acuerdo TNT).

    Si el cupo es uno o la mitad, es marginal. En ese sentido creo que amenazar la confianza en la actividad completa no vale la pena. Si nos permite fijarnos en lo realmente importante, que sea un cupo y que la pelota siga rodando.  Una pregunta a Gamadiel para finalizar: ¿Qué los hace pensar que si para subir a la B deben disputar el cupo con el colista, un dirigente de 2da va a hacer un cuadro más débil? Creo que es al revés. 

Tuesday, May 26, 2020

Oportunidades de emergencia

    


  
Este encierro se va a acabar. No sabemos muy bien cuándo; tampoco, cómo seremos al final. Pero habrá un momento en que empezaremos a retornar a nuestra (nueva) vida  cotidiana. Esa es una certeza. La otra es que necesitaremos hacer muchas cosas de distinta manera. Una de ellas es el turismo.
    Y si de turismo hablamos, a nuestra región de Coquimbo le importa y le afecta. No hay que asustarse: tenemos una oportunidad para sacar una ventaja notoria. Hay consenso entre los expertos locales e internacionales de que habrá una reapertura gradual de restaurantes, bares, hoteles y servicios turísticos en general. Será con cautela, con seguridad, con protocolos... pero será. 
    Partirá por el turismo dentro de una comuna o región, con viajes cortos de 2 a 4 horas desde los que se pueda volver al domicilio particular. Seguirá con los viajes entre ciudades que se puedan cubrir en viajes cortos de medio día que se realicen con transporte propio o público no concentrado. De buses o aviones llenos, ni hablar.
    También se vaticina que el turista será diferente. Será más informado y buscará la seguridad sanitaria. Se fijará especialmente en la existencia de protocolos higiénicos en los servicios que contrate. Tratará de evitar las multitudes y que el que interactúe con él, sea preparado y tenga competencias en salubridad. Más cabañas y picadas; menos hoteles y discotecas.
    Si nuestro nuevo visitante va a privilegiar los viajes cortos en movilización propia, tenemos suerte. Estamos a medio día de conducción de los dos principales centros emisores de turistas de Chile: Santiago y Valparaíso. Esa ventaja no la tiene Pucón, San Pedro de Atacama ni Torres del Paine. 
   Si el futuro turista no va a querer aglomeraciones, nuestros más de 56 kms. de playa, nuestros valles transversales y reservas nacionales le van a calzar perfecto. Nuestros bellos destinos dispersos y bien equipados tendrán la característica de aislamiento tan apetecida. 
       El desafío entonces está en que aprendamos a ser un destino saludable (no presentar riesgos sanitarios) , seguro (disponer de las medidas para evitar contagios) y preparado (saber actuar ante contingencias sanitarias puntuales). Y esto no es una ventaja que tengamos sino una que tenemos que desarrollar. Para eso nuestras PyMes turísticas deben tener protocolos sanitarios eficaces, claros y respetados. 
    Y ahí es donde entran las autoridades regionales, poniendo a disposición de las empresas y sus trabajadores, protocolos seguros para las funciones de cada negocio. Luego validándolos a través de la autoridad sanitaria y abriendo espacios de capacitación para que cada trabajador sepa cómo actuar y así mejore sus competencias en este nuevo escenario laboral. Así mejoramos sus capacidades y probabilidades de encontrar un nuevo empleo. 
    Para capitalizar esta gran oportunidad para la región, luego vendrá la difusión, apoyada desde todos los sectores involucrados: gobierno regional, servicios públicos turísticos y económicos, asociaciones de empresarios del comercio y turismo y sus trabajadores. Así podremos aprovechar esta ventaja que nos está dando esta "nueva normalidad".