Excelente premio para los colegios que lo han hecho bien. Pueden ejercer su ventaja comparativa para fortalecer cada vez más su posición. Pero pésimas circunstancias para el estudiante promedio que enfrenta crecientes barreras para acceder a mejor educación. Circunstancias que, con el paso del tiempo, favorecen la desigualdad.
Sin embargo, como en toda estrategia positiva, hay una arista negativa. En este caso para los de menores talentos. ¿Qué va a suceder cuando un liceo emblemático tenga un proceso de admisión aleatorio? Lo esperable es que las capacidades intelectuales de los nuevos alumnos tenga una distribución normal: que haya de todo. En la medida que esos alumnos vayan enfrentándose al rigor académico de esos establecimientos, vendrán los resultados en consecuencia: A unos les irá bien, otros bordearán el cuatro y un grupo no menor se dará cuenta que "lo que natura no da, Salamanca no presta". ¿Costos para este último grupo?: repitencias, bajos promedios para PSU, tiempo perdido, disminución de oportunidades.
Segunda derivada negativa: Manteniendo el rigor académico un liceo emblemático presionará, por bajo rendimiento, el éxodo de los alumnos menos aventajados, quienes tendrán que reubicarse en planteles menos exigentes. Y esto no es nada más que un nuevo método de selección. Con la diferencia que el antiguo era previo y sistemático y el que viene, posterior y circunstancial.
Si algún colegio o liceo está en desacuerdo con el fin de la selección, esta es la forma de esquivarla.
Hecha la ley...
