Tuesday, August 31, 2010

Amor Económico II b

La quincena anterior me referí, entre otras cosas, al “precio” que tenemos que pagar para tener pareja. El análisis somero me decía que cuando dos persona, previo conocimiento y regateo, acuerdan este “precio”, se unen. Los dos incurrían en los mismos sacrificios. No me di cuenta cuan equivocado estaba hasta que llegó de rebote a mis oídos la situación de los amigos de unos amigos de unos amigos.
Ella, enamoradísima, se casó con él dejando de lado una serie de comodidades. Regalona de su padre, tenía acceso a toda clase de consentimientos: peluquería, café con las amigas, todo el tiempo del mundo, shopping y cócteles en el casino. Ahora, con retoños  y una casa que cuidar, debe trabajar, no dispone de tiempo ni dinero para darse gustos ocasionales y su vida social se reduce a alguna invitación de amigas para el té por la tarde. Además, debe soportar los constantes trasnoches de su marido y su aversión al trabajo, lo que ahoga aun más su acceso a diversión. Sin duda que el sacrificio para mantener su relación de pareja es grande.
Él por su parte lo pasa regio. Trabaja poco o nada. Su ayuda en las tareas de la casa se limita a sacar a pasear a sus hijos a algún panorama entretenido (en el que él también se divierte). Trasnocha cuando quiere y no se pierde fin de semana de asados, amigos o discotheque. Demás está decir que su aporte financiero es mínimo.
Sin embargo, y  a pesar de la abismante diferencia de costos incurridos por ambos para sostener la pareja, están juntos. Y, aunque con altibajos, bien (quién no).
Entonces llegué a la conclusión de que en una relación sentimental, de hombre mujer o cualquier otra combinación, actúan independientemente dos mercados. No uno.
Ejemplificando, si la pareja está compuesta por H y por M, en el primer “mercado” interactúa la necesidad de H por M (demanda), por un lado, y la disposición de M para estar con H (oferta).En el otro, interactúa la necesidad de M por H (demanda) y la dispocición de H para ser pareja de M (oferta). Mientras más alta sea la necesidad de uno por estar con el otro, más alto será el precio que tendrá que pagar para conseguirlo. Así también, mientras más dispuesta esté una de las partes a emparejarse con la otra, menor será el trade off en esa parte de la relación. Prácticamente nunca ambos individuos en pareja sacrifican lo mismo para mantener la relación. Dicho en términos más económicos, el precio no necesariamente tiene que ser el mismo en ambos mercados.
Hace poco CNN publicó la historia de una mujer que tomó un curso express de paracaidismo para impresionar a un fanático de los deportes aventura. No contaba con que el paracaídas no iba a funcionar, viéndose obligada a luchar contra el de emergencia en caída libre. No pasó de ser un gran susto pero es un buen ejemplo del costo que estaba dispuesta a pagar por el arriesgado galán.

Monday, August 02, 2010

facebook, parejas y costos


No hay duda de que las redes sociales virtuales, facebook por ejemplo, han modificado drásticamente la forma en que nos emparejamos. Para bien o para mal, el uso de estas herramientas facilita a sus usuarios la comunicación y el intercambio, transformándose en un medio fundamental para la vida emocional. 
¿Por qué? Con la perspectiva económica sobre el comportamiento humano podemos acercarnos a la explicación.
En primer término, la exposición de información personal, convenientemente editada, genera la simetría (igualdad de información) necesaria que facilita el intercambio. Todos saben lo que posteas. Por lo tanto, el número de potenciales interesado/as es mucho mayor. Hace poco, un amigo tuvo un fugaz romance con una compañera de trabajo porque descubrió en su muro que era fanática de los bombones Ferrero Rocher. Él también (o al menos eso le dijo). Entonces, la mayor cantidad de información de quienes se "oferten" como pareja y el mayor acceso a la misma de quienes "demanden" una pareja produce mayor competitividad en este "mercado" y resulta un mayor intercambio (o cantidad de parejas unidas).
En segundo lugar, facebook y otros reducen los costos de transacción. Para conseguir pareja, al igual que cuando queremos comprar una camiseta o un vehículo, debemos incurrir en costos para lograrlo. Acercarnos a la candidata, invitarla a salir, dedicarle tiempo, conversar con ella (costos de investigación e información); decidir nivel de compromiso o dejar de lado otros "prospectos de pareja" (costo de negociación y decisión); alimentar la relación para mantenerla en el tiempo (costos de vigilancia y ejecución). 
Gran parte de estos costos se van a cero con el uso del “libro de caras”. De antemano se conoce la apariencia física, los gustos y preferencias generales, lugares que frecuenta, amigos en común, situación sentimental, comportamiento social, etc. Incluso se pueden obviar las primeras citas ya que la mensajería directa permite conversar (y así iniciar la relación) sin siquiera "moverte de tu escritorio". 
Los potenciales beneficios de la relación también aumentan ya que toda la información disponible "gratis" reduce la probabilidad de fracaso (costos futuros). Queda menos para posteriores sorpresas.
Entonces la situación costo/beneficio del uso de facebook para explorar futuras parejas es mucho más provechosa que "a la antigua". Se invierte menos tiempo, se obtiene mayor información "barata", se minimiza el riesgo, se economiza en el intercambio de ideas y se usan más eficientemente los recursos. El beneficio marginal es mucho mayor.
Hasta acá todo bien, mientras hablemos de personas solteras. Lamentablemente la misma situación de conveniencia se da entre personas comprometidas. Para la próxima.